SEGUIDORES Y AMIGOS

miércoles, 23 de enero de 2008

LOS CAMINOS DE LA SALUD Y LA BELLEZA

Los caminos de la salud y la belleza convergen en una sociedad que apuesta por la longevidad y que aborda el bienestar de una forma cada vez más integral, lúdica y personalizada.

Ante los rigores del mundo moderno, emerge una cultura del bienestar personal, donde salud y belleza se únen en el actual concepto de wellness, cuyo objetivo es lograr el equilibrio cuerpo-mente para poder dar la talla física y psicológica y superar la actual tendencia al sobrepeso, obesidad y sedentarismo. Los cosméticos aportan substancias que protegen, reparan o fortalecen; los gimnasios son santuarios del bienestar; los alimentos velan por nuestro colesterol y combaten la celulitis... Y la tecnología alimentaria da buena cuenta de esta saludable fiebre con productos light, alimentos funcionales y complementos alimenticios.


jueves, 17 de enero de 2008

"TODO LO QUE ES BELLO ES TAMBIEN DIFICIL" Sócrates.

La "belleza", una belleza auténtica nos debe alejar de la ética. Lo autenticamente bello es subliminación de los sentidos, nos hace ir al limite de los sentidos, esa percepción subliminal hace que lo bello no pueda ser ético.




Los clásicos opinaban de la Estética: (del griego aisthesis = perceptible por los sentidos). Con este término se designa la ciencia del arte y de lo bello. Los primeros en considerar el problema de la estética fueron Platón, Aristóteles y Plotino, en la antigüedad clásica; durante la Edad Media se preocuparon por este aspecto san Agustín y santo Tomás. La estética aristotélica está íntimamente ligada con la psicología y su fuente principal es la Poética, la cual estudia la tragedia y establece la diferencia entre historia y poesía, por cuanto la primera refiere lo que ha sucedido, y la segunda, lo que podría suceder.

Durante la ilustración alemana, Baumgarten dio a la estética el carácter de ciencia de la belleza, que se cultiva autónoma y sistemáticamente por primera vez; Schiller la apoya con sus escritos y Winckelmann con la publicación de su Historia del arte de la antigüedad.

Kant limitó la experiencia estética a lo subjetivo en su Estética trascendental; distinguió entre lo bello, donde el sentimiento placentero es acompañado por la conciencia de limitación, y lo sublime, que provoca un placer mezclado de horror y admiración, porque lo acompaña la impresión de lo infinito o ilimitado.
Hegel consideró la estética como una manifestación sensible del absoluto. Para Schopenhauer, lo estético es la idea que libera el dolor cósmico y para Heidegger, el arte se realiza como puesta en obra de la verdad en cuanto presencia manifiesta del ser. Al tratar de hacer una definición general, podemos decir que estética es la ciencia de lo bello, concepto sobre el cual se ha construido la llamada estética filosófica, que se debe distinguir de la simple filosofía del arte. Lo bello entraña estructuras ontológicas y, también, incluye factores racionales. En lo bello se armonizan todos los aspectos del ente.La estética filosófica aclara, desde el punto de vista del ser, la esencia de lo bello en general (naturaleza) y en particular (arte), problema que tiene un sentido ontológico-metafísico; desde el punto de vista de la naturaleza humana, es la manifestación de un problema antropológico-existencial, pues estudia la esencia de la vivencia estética en un doble sentido: el del creador y el del contemplador. De este análisis se desprenden los problemas del valor y de la valoración estéticos.

La belleza debe ser apreciada y observada en terminos de felicidad, la felicidad que nos debe invadir el cuerpo y el espíritu.
Las corrientes fiósoficas han jugado con la felicidad y la estética, se castigaba o se premiaba. Los lideres de opinión de cada escuela no tenian problemas para establecer corrientes doctrinales y sus seguidores se entretenian afirmando o negando esa dualidad. Cuerpo y espíritu entraban en contradicción en el mundo clásico. La temporalidad y la inmortalidad. Lo frívolo y lo trascendente.
Esto ha cambiado desde el Renacimiento.

APRESUREMONOS DESPACIO


“Se hace muy pronto lo que se hace muy bien”

La “prisa” que necesitamos no es el crecimiento inicial, es la velocidad de reacción. Se requiere rapidez en la respuesta y en el aprendizaje, flexibilidad en la adaptación a circunstancias en continua mutación, a problemas imprevistos y a ocasiones que se abren cuando – y donde – menos se esperan.

Mejor invertir en modo gradual. Comenzar con una visibilidad no excesiva, con un espacio fácilmente organizable y gradualmente creciente, en el cual se nos permite la posibilidad de equivocarnos sin demasiados riesgos y aprender mientras el diálogo aún está a nuestro alcance. Estar preparados para añadir recursos, y formar personas a medida que la experiencia nos enseña cómo hacerlo