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martes, 16 de julio de 2013

¿LA HOMEOPATIA ES UN PLACEBO?


“Los médicos tienen que ser valientes y honestos con sus pacientes acerca de la ausencia de beneficios de la homeopatía“, reclamaba The Lancet hace cuatro años, después de que la comparación de los resultados de 110 ensayos clínicos de preparados homeopáticos con otros 110 de medicamentos convencionales demostrara que los primeros curan sólo por el efecto placebo, la fe del paciente. LaOrganización Médica Colegial (OMC) española ha decidido ignorar el consejo de la prestigiosa revista y ha acordado en asamblea el reconocimiento de la homeopatía “como acto médico, que precisa de un diagnóstico previo, de una indicación terapéutica y ser realizada por personal cualificado y en centro sanitarios debidamente autorizados”, noticia de la que me he enterado gracias a Aitor Guitarte.



Los homeópatas sostienen, en contra de los principios de la química y la bioquímica que se enseñan en las facultades de Medicina, que un remedio es más potente cuanto más diluido está y que la máxima potencia se logra con remedios en los cuales no queda ni una molécula de principio activo. Según eso, sería más potente desde el punto de vista alcohólico un vaso de agua con una gota de vino que un vaso de vino con una gota de agua.

La homeopatía va contra toda lógica; pero eso no importa a entidades como la OMC, que no están para defender a los pacientes, sino a sus asociados. Como hay médicos que se ganan la vida, y muy bien, practicando una pseudociencia, el colectivo defiende que lo hagan y pide que se impida que ejerzan de homeópatas aquéllos no titulados en Medicina para evitar que hagan la competencia a sus colegiados que optan por el curanderismo. 


Evidentemente, un homeópata con formación médica no pedirá a un paciente que suspenda un tratamiento convencional efectivo: sólo en ese sentido, la homeopatía practicada por titulados en Medicina es más segura que la realizada por gente sin conocimientos médicos. Pero la cuestión de fondo es que la homeopatía no es efectiva independientemente de quién la ejerza y, por eso mismo, no debería nunca ser considerada un acto médico.



No estamos ante una decisión tomada por los médicos en beneficio de la población, sino ante un acuerdo gremial cuyos únicos beneficiarios serán los homeópatas y los farmacéuticos, y cuyos perjudicados serán unos pacientes que seguirán pagando por un acto médico que no lo es y por un fármaco que tampoco.






Si los homeópatas están tan seguros de que sus productos curan, ¿por qué no piden que se sometan a las mismas pruebas que cualquier otro medicamento?, ¿por qué lo único que han de demostrar los preparados homeopáticos es que son inocuos? 

Paul Bennett, máximo responsable de la cadena británica de farmacias Boots, admitió que su compañía vende remedios homeopáticos porque son populares, no porque sean efectivos para el tratamiento de alguna patología. “No tengo ninguna prueba de que estos productos funcionen. Se trata de la libre elección del consumidor, y un gran número de nuestros clientes creen que son eficaces”, declaró ante el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes, que investiga los fundamentos científicos de la homeopatía.

Actualmente, la homeopatía mezcla conceptos totalmente diferentes, como la ley de infinitesimales y el principio de similitud (planteamiento original) que se conjugan con energías vitales, herboristería e incluso compuestos farmacológicos tradicionales. Muchos de estos métodos son incompatibles con la teoría original homeopática.