Uno de los mayores problemas actuales
con relación a la formación de la profesión estética es sin duda, el intrusismo
profesional que recibe la profesión.
Y es que el problema del intrusismo
que recibimos en Estética parte de esta errónea afirmación:
"De estética sabe
cualquiera"
Por culpa de esto nos encontramos no solo con esteticistas que sin serlo ejercen
como tales, también con profesores sin titulación de ningún tipo que se dedican
a llevar las riendas de programas formativos, ya sea en centros privados, casas
comerciales, pseudoprofesores, o
lo que es peor en centros públicos y universidades.
Todos los profesionales de la
enseñanza deberíamos hacer ver que los títulos (expertos, diplomados, técnicos,
etc), deben ser enseñanzas
correctamente certificadas y avaladas, deben ser además realizadas con profesorado multidisciplinario pero
igualmente certificado y avalado, porque efectivamente todos hemos llegado a la
conclusión que la Estética es multidisciplinaria , muy técnica y muy seria, así
lo veremos en las próximas conclusiones
del Libro Blanco.
Que los que muchos llaman la Estética
del siglo XXI es algo distinto a
la del siglo XX es un hecho claro. La Estética profesional se ha enriquecido asombrosamente
en las dos últimas décadas y no
precisamente por haber usurpado roles que no la correspondían , simplemente por
la propia evolución de las materias que la esteticista desde siempre ha
liderado y que ahora reivindica como suyo , dentro de su estatuto profesional.
Sin embargo la seriedad y bondad de
la profesión viene empañada con aquello de … “ De estética sabe cualquiera “, que desgraciadamente incluso se favorece por algunos
gobiernos poco exigentes con la realidad profesional y con las garantías que el consumidor exige . En este
sentido será de esperar una
campaña en el ámbito institucional e internacional en las que se haga ver que
no todo el mundo que trabaja en estética
es profesional de la estética, y que para llevar una actividad sin
riesgos y de calidad, es necesario
una preparación adecuada, teniendo los conocimientos para trabajar sin esos riesgos
y con los mejores resultados.
“Que voy a
enseñar si no sé lo que tengo que enseñar”
¿Qué plan de contenidos?
¿Qué programa de enseñanza?
¿Qué conocimientos técnicos avalan al
profesor?
¿Se está realmente capacitado para enseñar?
¿Sabemos que actos estéticos podemos
o no podemos realizar ?
Los centros de formación son los
primeros que deben dar ejemplo y no permitir formaciones Light , descafeinadas , comerciales, etc. para
poder ejercer como profesional de la Estética.
Estamos en pleno siglo XXI, y tenemos
muy buenos profesionales titulados con gran experiencia que están preparados
para poder llevar adelante este importante reto de enseñar formas distinta de
abordar esa estética multidisciplinaria que el profesional exige porque así se
lo pide el consumidor y su estatuto profesional. Desde la UIPE se está
recogiendo todas estas inquietudes que deberán ordenarse para lograr una Estética
profesional de calidad, sin intrusismos y valorada por la sociedad al mejor de
los extremos.
Mientras tanto muchos compañer@s en la UIPE hablamos de la “dignidad de
la estética” , pero seguro que en nuestro interior todos tenemos la inseguridad
de donde nos llevará tanta ilusión y ganas de conseguirlo , surge desconfianza
en este trabajo que nos quiere llevar a un fin tan necesario para la profesión y donde muchas veces la desmotivación nos
viene desde las propias filas, desde nuestros desconfiados compañeros.
Aún así la UIPE cada vez más fuerte,
con más conciencia de nuestros logros y de nuestros fines, con disciplina seguimos adelante , todos
y cada uno aportando en la medida de nuestra posibilidades y sin contraprestaciones,
con respeto a nuestro Código Ético y a nuestro colectivo profesional
internacional, con conocimiento de la legalidad vigente y también con las
ilegalidades vigentes, con valentía y a veces con el mal humor que genera la
incomprensión pero nunca con desaliento, vamos para adelante con la certeza de llegar a nuestro
destino y para eso utilizaremos todos los caminos que se nos presenten.
No me resisto a mencionar un
maravilloso cuento infantil, de Lewis Carrol, “Alicia en el país de las
maravillas”.
- Eso depende de a donde quieras
llegar, contestó el gato.
- A mi no me importa demasiado
adonde…dijo Alicia.
- En este caso da igual hacia donde
vayas, interrumpió el gato.
- …..siempre que llegue a alguna
parte, terminó Alicia a modo de explicación.
- ¡Oh! Siempre llegaras a alguna
parte -dijo el gato- si caminas lo bastante.