No tenemos conocimiento que en los
programas de formación ya sea de residentes, cursos, simposiums, masters, etc.
enseñen al médico a decir NO a una determinada intervención y es entonces
cuando los resultados pueden ser fatales y no por falta de habilidad sino por
asumir un riesgo añadido.
En cualquier país del mundo
occidental donde exista la medicina y cirugía estética vemos y oímos
comentarios acerca de pacientes que han sido engañados por publicidades de
ensueño que prometen cambios radicales que cambiarán la vida de los pacientes
y así lograr la felicidad y lograr rápidamente el mismo brillo de la Aurora
Boreal, así sus vidas serán de un mayor éxito con sólo tener una nariz más
bonita, menos mentón o mayores senos, e incluso hacer creer a la paciente que
con la intervención se van a solucionar sus problemas conyugales o encontrar
una nueva pareja más entusiasta que la anterior.
Por otra parte muchos pacientes no dudan
en intentar engañar al cirujano con el fin de que le practiquen una
determinada intervención aunque no sea la paciente más adecuada. Si por
diversas razones el cirujano es convencido, mantendrá los dedos cruzados para
que la operación concluya con éxito, intentando evitar y superar los posibles
problemas.
Efectivamente salió la palabra
“problema” , si buscamos en el diccionario , bueno ahora lo más cómodo y
equivocado en Wikipedia, pues bien, vemos que aunque hay cientos de
significados de la palabra “problema”, ninguno realmente define el verdadero
significado de “problema” salvo la cara de mis aprecia- dos clientes médicos y
cirujanos “en los pasillos de los juzgados” , expresiones como: “.. si yo sabia
que me iba a causar problemas”, “...si es que veía venir el problema “, “..
menudo problema me ha causado..” “.. y ahora letrado como salgo de este
problema..”
En fin, el “problema” es siempre una
losa para el médico, un pedrusco que le cae encima , que le asfixia y le
oprime. Ahí el abogado además de conocer su oficio debe convertirse en una
especie de entrenador de futbol tipo Mouriño animando dura y dis-
ciplinadamente a su cliente.
Cuando el cirujano o el médico
valora un candidato para una cirugía estética debe hacerse a sí mismo las
siguientes preguntas :
*¿Existe alguna contraindicación
médica para la intervención?
*¿Comprende el paciente correctamente los
beneficios quirúrgicos previstos y las ex- pectativas razonables de los
resultados deseados?... No hay que olvidar que por un lado el cirujano es sin
quererlo un poco vendedor de ilusiones y que muchos pacientes se han mirado al
espejo y se han hecho un modelo mental ideal y cuando se le explica al paciente
el resultado previsto que habitualmente no coincide con el modelo ideal, el
paciente no le escuchará.
* ¿Ha mostrado el paciente algún problema
psicológico o emocional que pudiera interferir en la recuperación normal
postoperatoria?.. Es recomendable en estos casos contar con la ayuda de un
psicólogo o psiquiatra. Pedir informe.
* La solicitud de la intervención,
¿procede verdaderamente del paciente o de algún familiar o amigo que ejercen
una influencia indebida?... Por ultimo,
*¿si el paciente fuera mi madre o mi hermana o un
familiar muy cercano, no vale acor- darse de la suegra, le practicaria la
intervencion? Si la respuesta es NO, hay que ser consecuente.
Mark Gorney, de San
Francisco, señala que el mejor candidato de la cirugia esteica es aquel que
“tiene mucho defecto y le preocupa poco”. La respuesta despues de la
intervencion será́: ...”¡Que bien, de
haberlo sabido antes!” ;
por el contrario, el peor paciente es aquel que “tiene poco defecto y le
preocupa mucho”...Nunca estará́ satisfecho.
El Dr. Robert Goldwyn, hace
unos años publicó una lista de PACIENTES POSIBLEMENTE PROBLEMATICOS y es la
siguiente:
1º Los pacientes
perfeccionistas.
2º Los vendedores.
3º Los plurioperados.
3º El paciente aquiescente.
4ºEl paciente paranoico o
deprimido.
5º El paciente con una pérdida
reciente.
6º El paciente en
psicoterapia.
7º El paciente a quien Vd.
No le cae bien.
8º El paciente especial (
una persona importante o famoso ) .
9º El paciente varón.
10º El paciente que escribe
una carta excesivamente larga para solicitar la primera visita.
11º El paciente agresivo grosero.
12º El paciente desaseado.
13º El paciente que se adueña de la
consulta.
14º El paciente que nos elogia
excesivamente y critica a otros colegas.
15º El paciente que oculta el hecho
de estar bajo algún tipo de tra- tamiento, bien psíquico u orgánico.
16º El paciente impreciso o
indeciso.
17º El paciente con deformidades
mínimas.
18º El paciente que rechaza desnudarse
para una exploración adecuada.
19º El paciente que no consiente ser
fotografiado.
Además de esta lista hay muchos
casos especiales dignos de tener en cuenta, como por ejemplo: hay que ser
extremadamente cau- telosos en practicar una intervención para satisfacer a
cualquier otra persona que no sea el propio paciente. Una otoplastia en
muchachos rebeldes y beligerantes cuyos padres quieren forzarlos a la intervención
por propio sentimiento de culpabilidad. Una rinoplastia a una chica joven pero
con capacidad, a cuya madre o amigas que han sido operadas y exigen un modelo
similar, o las que van con la fotografía de la artista de moda.
Alerta con el paciente que solo
quiere oír las cosas buenas y no quiere oír nada que se refiera a una posible
complicación. Estos pacientes solo oyen lo que les interesa y retienen lo que
quieren. Si es cierto que también influye mucho el carisma del cirujano para
el éxito o no de la selección y el resultado de la intervención. Y como dice un amigo cirujano cuando te viene el “problema” ... siempre ,
siempre... además de contar con el mejor seguro de RC y abogado, además es importantísimo
recetar un medicamento que nunca falla: el “Enzima”, si... es el estar siempre
encima del paciente , que no se encuentre nunca abandonado ante lo que pa- ra
él es un problema aunque el cirujano no lo entienda así, pues opino lo mismo,
hay que dar mucho “enzima”, medicina barata “de comprensión y consuelo” pero
que efectivamente puede salvar que el problema termine en una demanda judicial.
Artículo de Jesús García Corcobado publicado en la revista Concepto Estético el Perú 2012